El típico verano mediterráneo de Florencia ofrece días sin lluvia, ideales para moverse por la ciudad. Sin embargo, desde mediados de julio hasta mediados de agosto, el calor puede llegar a ser insoportable. Por eso es aconsejable visitar Florencia a principios o finales de verano. Sin embargo, los veranos son la mejor opción porque, durante el invierno, las lluvias suelen suponer un obstáculo para la exploración, las cenas al aire libre y otras atracciones.